Con esa imagen en mi cabeza, recordaba todos aquellos buenos momentos que pase. Porque claro alguna vez fui como ellos, fui feliz, o al menos eso creía yo.
Comenzaba a hacer frío y a oscurecer. Solo tenía un sobretodo sucio, roto, con un olor repelente, una camisa que en algún tiempo fue blanca, un pantalón negro de vestir consumido y unas zapatillas desgastadas hasta romperse en la punta de los dedos por donde entraba esa brisa congelante.
Decido ir a caminar al parque, pero mi cuerpo decía lo contrario. Con un esfuerzo sobrenatural me levanto, tomo mi botella de vino y camino. Mientras caminaba me encuentro con un paquete de cigarrillos, me puse feliz, pero había un inconveniente… no tenia encendedor.
Esa noche se convirtió en una búsqueda incesante por un encendedor, fósforos o cualquier cosa que prendiera el maldito cigarro.
A lo lejos diviso unas prostitutas, me acerco y pregunto si tienen fuego. Una de ellas me responde que si junto con guiño de ojos y un jueguito con la mirada.
Despierto, despierto!?!? Estaba dormido?. De repente no se donde estaba, solo veía una ventana, el sol que entraba por ella y un cuerpo a mi lado. Era yo, muerto.