La había conocido en el autobús, ella subió de par en par, con tanta calma que me hizo sentir vivo.
Podía sentir esa música que escuchaba, Phoenix – 1901. Ella estaba a mi lado.
Ya era la tercera vez que la veía, siempre a mi lado, en el mismo asiento, en el mismo lugar, en el mismo autobús.
Tenía esa clase de mirada que transmite energía…
Nunca le dije nada, no podía.
Ese día el colectivo estaba lleno, así que, solo la vi pasar. Fue como un flash que duro bastante como para apreciar el momento.
Recuerdo que llevaba aquel bolso cruzado color chocolate que tanto me gustaba, quedaban excelentes con esos ojos verdes llenos de encanto.
Aquel día se notaba algo triste y molesta, tal vez algo insignificante como una mala partida de ajedrez la puso así. Se veía igual de hermosa que siempre.
Ya era invierno, un viento fuerte hacia mover si cabello de lado a lado, era casi perfecto… corría el pelo de su cara con esas delicadas manos, con sus uñas color rosa pastel…
La habían hecho bajar del bus, su tarjeta ya no tenia boletos. Yo no pude hacer nada al respecto… su rostro era tan expresivo que se podía ver esa despreocupación.
Traía una remera de los XX y unos lentes estilo Lennon color violeta, su pelo medianamente recogido unos nuevos aros. Otra vez a mi lado, ya me preguntaba si alguien como ella se diera cuenta de mi…
Esa tarde de otoño ella subía resplandeciente con su cámara y su bolso… el bus estaba casi vacio pero mas vacio lo estuvo cuando me tomo aquella foto…
Me di cuenta que en verdad se fijo en mi… otro asiento negro y vacio en el autobús.
